Sunday 23 December 2018

Broken

I am broken. 
I thought I had been broken. 
Only now I know how wrong I was, 
because those were just scratches.
Today my pieces are everywhere, somewhere, nowhere to be found.

Everything is shattered. 
What are dreams?
What about the future? 
What about now?
Everything is meaningless, so meaningless 
I don't care I'm alive and I care less if I die.
Because life and death go hand by hand at my side.

Going on, moving on, why?
I am here, I am now.
I am not. Who am I? 

Wednesday 19 December 2018

Ser Siendo. Acerca de la Vida y de la Muerte (5)


Hoy el post acerca de la vida y la muerte es personal. Exactamente hoy, miércoles 19 de diciembre de 2018 hace un mes que Mamá trascendía. Dejaba ese cuerpo físico que la acompañó poco más de 72 años y volvía a ser la luz que siempre fue, que siempre ha sido, que siempre será.

30 días pasaron, a veces rápido, a veces lento. Pues el tiempo es eso, tan subjetivo como decidamos. Y no hablo del tiempo cronológico (o el tiempo-reloj) sino del que tiene que ver con nuestra esencia atemporal. Frases bien intencionadas como “fuerza” o “condolencias” y tantas otras, tan inútiles. Mejor, silencio. Pues es en el silencio es donde lo real, lo esencial, lo puro se manifiesta. Estos días me enseñaron (me recordaron)… o mejor, Mami en estos días me hiciste recordar que la presencia tiene poco que ver con estar al lado y sí con simplemente estar, que hay silencios que valen mil palabras, que lo esencial es invisible a los ojos, que soy (que somos) mucho más que un cuerpo físico, una carrera o una moda, que hay varios tipos de amores, que los amores nos acompañan incondicionalmente acá, allá y más allá, hoy, ayer, siempre, que la distancia es un fragmento más de la imaginación, que aun estando cerca se puede estar tan lejos, y que estando lejos, aun podamos estar tan inseparablemente juntos, que si tengo que explicarme no vale la pena hacerlo, que el amor es o no es, pues el amor siempre es completo, no pone condiciones, todo lo entiende, todo lo puede, a todo se atreve, porque nunca fue ver para creer, y es que justamente siempre vimos porque vos me haces creer…

De tu cuerpo físico, tus manos, esas manos adoradas, tan ajadas como mágicas, aquellas que me han cosido las alas tantas veces (y seguirán haciéndolo), tus ojos limpios, tan transparentes como tu alma, aquellos que te permitían (y te permiten) ver a través de todo y de todos, la sonrisa casi invisible, imperceptible para el resto, pero tan tuya como mía, tan cómplicemente nuestra.

Hoy que no estás, sigues estando. Y no como dicen aquellos que no ven más allá, como nosotros, como vos y yo, en la memoria, en el corazón, en los recuerdos y no sé cuanta sarta más de estupideces. Hoy estás conmigo, en mí, a mi lado. Siempre.

Ringuelet, miércoles 19 de diciembre de 2018.

Emilio Curti
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Thursday 13 December 2018

Ser Siendo. Acerca de la Vida y de la Muerte (4)


La Biblia y la muerte (cont.)
El post anterior introdujo el tema de la muerte en el contexto de La Biblia a través de varios pasajes. Hoy nos centramos en dos ideas principales que tienen relación con las nociones platónicas respecto a estos mismos temas: existencia física y existencia espiritual; aparato gnoseológico para aprehender lo empírico y lo no empírico.

Existencia física y existencia espiritual y de cómo aprehendemos cada uno
San Pablo nos dice:
“Porque para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia. Pero si seguir viviendo en este mundo va a permitir un trabajo provechoso, no sabría qué elegir. Me siento presionado por ambas partes: por una, deseo la muerte para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor.” (Flp 1, 21-23)

La cita es explícita en mencionar dos tipos de existencia. La una, real, empírica, en un mundo asequible a los sentidos. La otra, ideal, no empírica, sólo comprensible por medio de otro aparato gnoseológico (no los sentidos ni la razón). Por eso es que este tipo de pasajes son cuestionados, entre tantos otros, por la ciencia. Simple. Es una cuestión de fe sería la respuesta breve. Una respuesta más compleja requiere la elaboración acerca de qué son objetos ideales y cómo aprehendemos sus características.

La tradición de la Iglesia entiende que podemos pedirle a Dios nos permita tomar conciencia de que nuestros seres queridos no nos han abandonado, puesto que como una nube nos envuelven (Hb 12, 1), yendo más allá de lo que aparece a nuestros sentidos, como se ve en el segundo libro de los Reyes (2Re 6, 8-23).
“El criado del hombre de Dios se levantó de madrugada y vio que la ciudad estaba sitiada por toda aquella tropa. Y dijo a Eliseo: -¡Ay, señor! ¿Qué hacemos? Él respondió: -No temas, pues, los que están con nosotros son más que ellos. Eliseo oró así: -Señor, ábrele los ojos para que vea. El Señor abrió los ojos al criado y vio la montaña llena de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo (2Re 6, 15-17).”

Para comprender este pasaje es necesario aclarar dos cuestiones:
Primero, la circunstancia que Dios nos permite “tomar conciencia” de nuestros seres queridos luego de su muerte. La interpretación es errónea puesto que “tomar conciencia” implica necesariamente la razón. Para estar en contacto con aquellos que han evolucionado a través de la muerte no es necesaria la razón (tema que tratamos en los dos primeros posts de esta serie). La razón es el aparato gnoseológico propio de la matemática y de la lógica. Cierto, la razón permite aprehender objetos ideales (por ejemplo, números, figuras geométricas, teoremas, y similares) pero estos objetos ideales son de naturaleza distinta al espíritu. Comparten con ellos la característica de ser no empíricos. Sin embargo, el espíritu, a diferencia de los números y otros objetos similares, es trascendental respecto de los sentidos y a la razón.
Segundo, el segundo libro de los Reyes es explícito cuando nos dice “Señor, ábrele los ojos para que vea.” La pregunta correcta en este contexto es ¿a qué ojos se refiere La Biblia en este pasaje? La respuesta es simple. No se refiere a los ojos que tienen que ver con los sentidos, ni a los “ojos” relacionados con la razón (inteligencia) sino a lo que en filosofía, y más precisamente los intuicionistas, se llaman “ojos del corazón.” Una noción vulgar de los “ojos del corazón” los definiría como sexto sentido. No es exactamente así. Los “ojos del corazón” tienen que ver con una de las tres formas que tenemos de aprehender la existencia en su forma fáctica, inteligente y espiritual. A diferencia de los aparatos gnoseológicos que guardan relación con las dos primeras existencias (los sentidos y la razón, respectivamente), los “ojos del corazón” no poseen problema alguno: son perfectos.
Es decir, los sentidos pueden engañarnos haciendo de la realidad algo subjetivo (por ejemplo, el ciego, el miope y el que posea astigmatismo no “verán” el mismo objeto de la misma forma). Del mismo modo, la razón puede construir diversas realidades a partir de la misma experiencia (por ejemplo, individuos con coeficiente intelectual distinto aprehenderán objetos ideales en la matemática o la lógica de manera diferente). La intuición (entendida como los “ojos del corazón”) aprehende al espíritu en su forma plena, eterna, completa, luminosa. No existe aprehensión parcial o errónea. Sin embargo, lo cierto es que si la aprehensión del espíritu parece parcial o errónea (incluso, inexistente) el motivo es simple: no hemos abierto los “ojos del corazón.”
Entonces, no busquemos ver a aquellos que han muerto pues no los encontraremos. No intentemos siquiera entender la muerte pue no lo haremos. Simplemente tengamos la certeza que aquél es un punto de inflexión, un pasaje, una puerta, la evolución de un estado a otro de cosas. El cambio del estado de cosas en que el espíritu reside en un cuerpo físico y de cuya unión la razón es un producto derivado al estado de cosas en que el espíritu se libera de ataduras fácticas e ideales para volver a ser aquello que es: energía, luz eterna.

El próximo post abordará la muerte desde otra perspectiva religiosa, cultural, social o histórica.

Ringuelet, jueves 13 de diciembre de 2018.

Emilio Curti
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Tuesday 11 December 2018

Ser Siendo. Acerca de la Vida y de la Muerte (3)


La Biblia y la muerte
Los primeros dos posts introdujeron el tema de la muerte, los distintos estadios en que nuestro ser se “manifiesta,” esto es lo físico, lo inteligente (intelectual y emotivo) y lo espiritual. Introdujimos la idea Platónica acerca de la muerte de boca de Sócrates. Hoy seguimos el análisis desde La Biblia. Los próximos posts evaluarán otras creencias religiosas y espirituales.

El Libro Santo incluye varios pasajes referidos a la muerte. Entre ellos, se mencionan los siguientes a manera de ejemplo:

Entonces Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás. ¿Crees esto?

Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.

Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno
porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.

El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre.

Porque para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia.

Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor.

Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.

Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.

Me siento presionado por dos posibilidades: deseo partir y estar con Cristo, que es muchísimo mejor, pero por el bien de ustedes es preferible que yo permanezca en este mundo.

Este mensaje es digno de crédito: Si morimos con él, también viviremos con él.

Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán! Lo afirma el Señor omnipotente.

Oí una potente voz que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.»

Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.

De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos.

Entonces Jesús exclamó con fuerza: ―¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! Y al decir esto, expiró.

Por mi parte, yo estoy a punto de ir por el camino que todo mortal transita. Ustedes bien saben que ninguna de las buenas promesas del Señor su Dios ha dejado de cumplirse al pie de la letra. Todas se han hecho realidad, pues él no ha faltado a ninguna de ellas.

Difícilmente habrá quien muera por un justo, aunque tal vez haya quien se atreva a morir por una persona buena. Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.

¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.


La Biblia incluye estos y tantos otros pasajes respecto de la muerte. Dejando de lado la idea de resurrección (puesto que poco tiene que ver con la intención de estos posts) resulta interesante observar que el Libro Santo repite en lo esencial las ideas platónicas. Es decir, La Biblia incluye la separación entre aquello que es efímero, perecedero, físico, perceptible a través de los sentidos y aquello que es eterno: el cuerpo y el alma.

Puede discutirse si el alma en La Biblia goza de inmortalidad o no. Es cierto. Algunas interpretaciones sostienen que Dios es el único ente eterno. El alma humana resucitará en el momento que Dios diga, luego del juicio final, para algunos. Mientras tanto, para esta lectura de La Biblia, el alma se encuentra en un sueño.
De una u otra forma, lo esencial para este análisis es que el alma continúa, en una eternidad presente, activa, despierta o dormida. La muerte, en una u otra interpretación es simplemente el pasaje de la realidad física a una realidad no tangible por los sentidos (la vuelta a Dios).
La única diferencia que observo entre la idea Platónica y La Biblia es nominal. La nomenclatura es sin embargo similar: alma o espíritu “cambian de estado” con la muerte y vuelven al “lugar” de donde provienen que algunos llaman Dios (y que otros denominan energía, fuente, divinidad, naturaleza, el todo, la nada, etc.).

El próximo post seguiremos avanzando en las implicaciones de La Biblia respecto a la manera en que presenta la muerte.

Ringuelet, martes 11 de diciembre de 2018.

Emilio Curti
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