Tuesday 31 March 2020

Cartas a mi. QUINCE: Donde no hay camino, haz el tuyo.

Tendrás sueños, ideas. Buscarás lo imposible, la justicia, el respeto, el honor y valores eternos serán tu estrella polar. Andarás caminos que otros ya han transitado, sabiéndolo o sin saberlo. También te encontrarás en callejones de la vida que parecerán sin salida. 
Recuerda que defines la vida con tus pensamientos, acciones y omisiones, así que, si te encuentras en situaciones en las que te piensas o sientes encerrado, sin opciones, solo, sin ayuda o guía, ten presente que la vida te está dando la oportunidad de crear, de expresarte en tu máxima luz abriendo un camino nuevo para ti y quién sabe para cuantos otros. 

Has nacido innovador, inquieto, incansable, eterno, inacabable. Un camino será eso, un camino. Tomarás ese camino como tantos otros. Sin despreciar camino alguno pues, plano o empinado, con o sin obstáculos, te estarán enseñando algo si estás atento. ¿Cómo dar los primeros pasos en un camino que aún está por trazarse? Simple. Anímate a darlos. El resto se irá develando a medida que lo necesites. 

¿Es más fácil transitar el camino ya andado por otro o el que has andado tú mismo? Puede que sí exista alguna diferencia. Puede que a veces sea más conveniente que tomes solamente una de estas opciones. Sin embargo, ten presente que el camino ya marcado por otros o por ti mismo antes puede ser diferente al camino que necesitas andar ahora. 

Un camino u otro, las enseñanzas serán aplicables indistintamente a excepción de circunstancias peculiares, particulares a ese y sólo ese camino. Por consiguiente, si te encuentras sin rumbo, dos opciones: continúa caminando o detente, siempre con los ojos hacia adelante, sin volver tus pasos. 

Tendrás momentos, períodos incluso largos, en los que sentirás la falta de brújula. Continúa en piloto automático y sin cambios bruscos, a menos que todo tu ser te lo esté pidiendo a gritos. Aprende a escucharte. Con “piloto automático” me refiero a que continúes tu rutina como hasta ese momento en que de alguna manera te has perdido. De a poco, genera espacio entre las actividades rutinarias, espacio temporal suficiente para que te escuches de nuevo. Tú sabes la dirección, siempre lo has hecho. Pero, de tanto en tanto, por una razón u otra, parecerá que estás perdido, que los caminos se cerraron o desaparecieron. Siéntate a un lado y medita, piensa o continúa caminando. Pero siempre presente. La presencia, tu presencia te hará conocer hacia dónde. 

“El camino se hace al andar” escucharás en algún momento. Tan simple, tan verdadero. Si esperas a que las indicaciones vengan hacia ti, que claramente alguien te indique hacia dónde, que te acompañe, aunque más no sean unos pasos, te seguro estarás perdiendo tiempo valioso. Recuerda: lo único que no recuperarás ni podrás hacer es justamente tiempo. Con esto, lejos estoy de insinuar que te aventures al peligro. Sopesa un camino y el otro. Pero, en uno u otro caso, lo que te digo es que te animes a dar los primeros pasos, aunque el camino aún sea algo oscuro, invisible, sin marcar. Y es que, en la mayor parte de los casos, el camino se aclarará a medida que lo andas. O como alguien ha dicho y escrito, si escalas hasta la cima que antes creías alta, verás que desde allí que hay muchas más. Mucho más para descubrir, mucho más por escalar.

La clave: anímate a caminar, aventúrate y cuida siempre de ti mismo. Riesgos correrás de seguro. De hecho, hoy que te escribo, me permito hacerte saber que efectivamente tomarás decisiones que implicaran alto riesgo, algunas equivocadas y otras acertadas. En muchas, repito, acertarás; en otras, lejos de eso. Pero en uno u otro caso, pese a que quizá te arrepientas incluso del resultado, no te arrepentirás de haber decidido aquello que decidiste. 
El camino se hace al andar y tus pasos, solamente tus pasos, trazarán tu camino, y no a la inversa. Anda, ve y camina. Y si no puedes caminar, pues arrástrate o, mejor aún, vuela. 



Manchester, jueves 29 de septiembre de 2016.
Manchester, martes 04 de octubre de 2016.
Manchester, jueves 06 de octubre de 2016.
Manchester, martes 31 de marzo de 2020.

Thursday 26 March 2020

Cartas a mi. CATORCE: Hazte amigo de la soledad, el silencio, la contemplación y la meditación.

Al comienzo, te será difícil. El ser humano es un animal social y, de alguna manera parece buscar al otro. Casi todos buscan algún tipo de reconocimiento también. Así que la soledad es un estado que le cae bien a muy pocos. De un lado, creo que porque sí somos animales sociales. Pero, del otro, pienso que más tiene que ver con la dificultad que tienen todos (absolutamente todos al menos al principio) en tener que estar con uno mismo, en aceptarse, en escucharse. 
A ti también te sucederá. Tendrás momentos, épocas en los que te sentirás solo aun estando rodeado. En otras épocas o momentos te sentirás solo estando físicamente solo. Algunos caracterizan el primer caso como el peor. Puede que tengan razón. Pero la experiencia te enseñará que sentirse solo estando solo o acompañado, de cualquier manera, es duro. 

Lo primero que debes tener en cuenta es que la soledad, como todo estado, es pasajero física y mentalmente. Luego, que la soledad no es una penalidad, una sanción y más bien es una oportunidad. Exacto: una oportunidad que la vida o tú o ambos te dan te dan para reencontrar el balance, para entenderte, para entender al universo, para escucharlo, para analizar, intuir los mensajes que te envía (¡y que lo hace de seguido, si estás atento!). 

El silencio, la contemplación, provocados o simplemente accidentales, son excelentes compañeros de la soledad. De hecho, cuando estés solo o te sientas solo, contemplar el silencio te abrirá una nueva forma de abrazar el todo, de vivir el alma que, en definitiva, es el único momento y el único lugar en el que esta parte de tu existencia se manifestarán. En lo posible medita. Es decir, conscientemente toma la decisión de apartar tiempo y espacio para ti, contigo. Si en grupo o sólo físicamente, te dará igual (ya me entenderás mejor cuando intentes ambas formas). En cualquier lugar, en silencio o no, contemplando o no, con los ojos cerrados o totalmente abiertos, incluso escribiendo, aprende las simples técnicas (te aconsejo la medicación y técnicas budistas). Hazlos parte de tu día a día. Evita la palabra rutina para que no parezca uno más de los puntos en una lista de deberes diarios. 

El encuentro contigo mismo, a través de la meditación, a tu espacio y a tu tiempo, debería ser tan planeado como espontáneo. Planeado, en el sentido de ser una decisión consciente. Espontáneo, en el sentido que cualquier lugar y a cualquier tiempo que te apetezca dale a tu ser la oportunidad de comunicarse contigo, así en silencio o no, contemplando, meditando físicamente solo o con otros. La soledad como sensación estará ausente o, mejor aun, abrazarás su presencia pues las sabrás una oportunidad para volver a ti mismo y, al volver a ti mismo, vuelves a la Madre, al Todo, al Universo del que eres, ha sido y siempre serás plena manifestación. 

La soledad y tú, y nosotros. Serán amigos, se enemistarán, querrás dejarla y ella se aferrará más fuerte. Consejo: hazte amigo. Como te decía, será una amistad dura. Puede que te duele de tanto en tanto. De hecho, sucederá. Sin embargo, de un lado será una realidad. Así que no la batalles pues perderás energía y te desgarrarás en vano. Del otro, sin entregarse a ella (pues está lejos de ser tu naturaleza) acéptala como un hecho y utilízala, crece con ella, escúchala pues escuchando sus silencios te escucharás a ti y, escuchándote, te comprenderás mejor. Y es que, haciéndote amigo de la soledad, te acercarás a ti como persona o experiencia ninguna te puede permitir. Es así, estar, sentirte solo puede ser grato y hasta placentero. Y así es. 

Cuando tú y la soledad, observa a tu alrededor; simplemente déjate, déjala ser. Detente. Y contigo, con ella, el resto se detendrá también. Me animo a decir que ella es una de las rutas, uno de los vínculos más directos para volver a la Fuente, para conectarte con el Todo, para recordar de dónde vienes y a dónde vas. Si te ves llorando, si te sientes triste, permítete ese estado también. 
En lo posible, abrázate más fuerte a la soledad, sin tirar el manotazo a la puerta de casa. Primero, te estarás protegiendo de energías externas que te observarán a todas luces vulnerable y se prenderán como parásitos sin que te des cuenta. Segundo, abrazándote a ella te estarás abrazando a ti mismo, acompañándote. Y es que, al abrazarte a ti mismo, al acompañarte, te será posible acompañar a otro y dejarte acompañar, sin ser el uno la muleta desesperada del otro, que solamente aparece o es creada por necesidad y que, de ser así, terminarás cargando al comienzo livianamente y luego como una penalidad pesada. 

La soledad y tú, tu amiga, tu mejor consejera, pues en ella te encontrarás contigo.

Manchester, jueves 22 de septiembre de 2016.
Manchester, martes 27 de septiembre de 2016.
Manchester, jueves 26 de marzo de 2020.

Tuesday 24 March 2020

Cartas a mi. TRECE: Viaja mucho, conoce nuevas culturas, aprende de todos, respétalas.

Se libre, sin ataduras a un lugar o persona. Fluye con el tiempo y a través de la distancia. Explora, conoce, descubre, maravíllate de la riqueza que esta existencia ofrece a cada paso. Mantén los ojos de niño, continúa siendo inocente, curioso, osado, intrépido, inquieto inquisitivo y siempre respetuoso. Y digo respeto por el otro y por la situación o lugar donde estés. 
Abrázalos sin definirlos. Pues, al definirlos, al clasificarlos, los limitas. Ve hacia ellos con ojos nuevos, con brazos abiertos. Ellos te recibirán de la misma manera.

Algunas aventuras las transitadas sin más compañía que la de tu sombra. Otras, con personas que ya conoces, y tantas más con personas que harán de ese tiempo algo irrepetible. En cualquiera de estos casos, te estaré acompañando y El Todo también. 
Es algo así como una cinta en continuo movimiento y tu caminas sobre ella sin moverte en realidad físicamente, pero viendo el paisaje, a la vez que el paisaje varía en círculos, cielos y nubes. 

Con el tiempo se aclara el misterio. Mientras tanto sigue caminando, respirando, fluyendo sin juzgar. De China a México, de Rusia a Perú. Observa constantes y sutiles cambios. Nútrete de cada experiencia. Observa las diferencias, todas accidentales, y descubre aquello que nos hace uno. Recuérdalo cada vez y vuelve a hacerlo como lo has hecho siempre. 
Siéntate en silencio. Siéntate al bullicio. En cada caso permítete hacerte de la situación, se testigo primero y luego parte. Comprenderás que eres local en cada caso, que eres de allí, que perteneces en cada instante y en cada lugar.

Habrá momentos, lugares, gentes, individuos que te recordaran quién eres, y de los que aprenderás. Otros, los menos, de los que pensarás y sentirás antagonismo y hasta rechazo. En todos los casos acéptalos como son. Vive la experiencia del encuentro con el corazón abierto. Déjalos ir y continúa tu camino. 
Es cierto que a veces resulta difícil soltar o esquivar el rechazo. Tendrás que trabajar contigo mismo. Es tu ego y es el ego de esos otros seres que hacen nacer esa sensación. Si bien existirán costumbres que chocarán y se enfrentarán contra aquellas con las que has crecido, como toda costumbre, la tuya y la de ellos, han sido adquiridas. 

Discutirás contigo mismo acerca de los valores, si es que existen valores eternos, absolutos e inmutables. Te preguntarás cómo puede ser que existan individuos y culturas enteras comportándose de tal o cual manera. Es una pregunta que aun escribiendo estas páginas, escribiéndote ahora allá a aquel que fui yo hace tanto, me planteo. Me preguntó: ¿hallaremos la respuesta? Tenlo por seguro; en esta o en la próxima existencia. Mientras tanto acepta sin juzgar. Advertencia: esto es diferente a apoyarlo. Simplemente que ellos sean y tú sigue siendo, y cuando estés en cualquier lugar por mucho o poco tiempo intenta siempre encontrar algo, alguien desconocido, nuevo para ti. Investiga, descubre con ojos ávidos de más. Pide al universo y se te otorgará. La única condición: mente y corazón abiertos, sin juzgar y con respeto.

El imponer lo que piensas o cómo lo haces, tus valores, está de más. Acepta al otro como acéptate a ti mismo. Aunque difieran en puntos esenciales, si estos puntos son irreconciliables, aprende lo que sientes debes aprender y sigue caminando tu camino, sigue siendo, y el universo y el otro seguirán siendo. Mas, si te obstinas en imponer quién eres, tus valores, tus creencias, tu cultura intentarás cambiar el ciclo de la rueda invisible. Más que imposible, es inútil pues, aunque pudieras hacerlo esa es misión del Superior, de aquel inaccesible, misterioso, universal. A ti te toca seguir sin juzgar. Esto no significa qué en tu camino, tus intenciones y valores serán dejados de lado. Por el contrario, todos conocen, tú conoces en esencia hacia dónde y cómo caminar. Los demás también. Ahora bien, si ellos, por la razón que fuere, se apartan de su camino, tú sigue el tuyo. Respeta esa decisión del otro, tanto al individuo como a una sociedad entera. Te estarás evitando angustias. Y, después de todo, así como tú tienes entera libertad de ser, pues ellos también. Repito, si las diferencias son irreconciliables, si sientes tu energía drenar, apártate de ese individuo o sociedad, hazlos a un lado gentilmente, remuévelos de tu camino.

Eres un ser de luz y la oscuridad vencerás. Siempre está en ti conseguir ese balance, casi mágico, entre respeto, abrazar al otro y respetarte, abrazarte a tí mismo. 


Manchester, martes 13 de septiembre de 2016.
Manchester, jueves 15 de septiembre de 2016.
Manchester, martes 20 de septiembre de 2016.

Manchester, martes 24 de marzo de 2020.