Friday 5 December 2014

La belleza

Concepto abstracto y a la vez real, una de esas nociones con modo dual. Podemos recurrir a una definición de diccionario y en cualquier lengua todos coincidirán que se refiere al aspecto físico de una persona, cosa, situación, y demás, y a la reunión de ciertas características.
Parece cierto a primera vista. La belleza se refiere a aquellas características que percibimos en alguien o algo desde los sentidos, siendo el principal en este campo la vista.
Sin embargo, no todos poseemos los mismos cánones, estándares, patrones respecto de esta noción. Tampoco al objeto de nuestro análisis. Para algunos será bello aquello que para otros puede simplemente no serlo y viceversa.



Sucede que la belleza es un valor y como todo valor depende de la apreciación de quien realice esa valoración. Si bien podemos hablar en términos teóricos de una valoración objetiva, lo cierto es que con vocablos valorativos como belleza es imposible deslindar la subjetividad.


Distinto es el caso si estamos de acuerdo en llamar bello a aquello que reúna una serie de requisitos predeterminados o acordados. Pero, en este caso, la valoración no será objetiva sino menos subjetiva por cuanto de todas maneras los elementos necesarios para llamar a algo bello han sido preacordados por varios sujetos (varias subjetividades en un acuerdo). Así, en determinada cultura puede considerarse bello el hecho de poseer ojos de color claro (occidente por ejemplo) mientras que en otras puede ser incluso símbolo de mala suerte (Pakistán).


De la misma forma que los rasgos físicos pueden ser valorados positiva o negativamente por distintas personas en diversas situaciones, lo son también las características intrínsecas (personalidad, sentido del humor, actitud respecto de otros, etc.). Incluso, alguien considerado intrínsecamente bello por otro individuo puede ser considerado completamente lo contrario en el aspecto externo (también a la inversa). Parece obvio pero es dable subrayar que la belleza interna y la externa pueden tener relación mas no es ésta una relación necesaria por lo que bello intrínseco no implica necesariamente bello extrínseco y viceversa.


Ahora bien, hasta aquí el término belleza aplicado a la relación intersubjetiva (entre sujetos, seres humanos). Exactamente el mismo análisis puede hacerse respecto de objetos, acciones, omisiones, circunstancias, y demás. De suyo, un paisaje puede ser bello en un momento dado para una pareja de recién casados (valoración subjetiva de común acuerdo entre dos sujetos). Años después ese mismo pasaje puede ser estimado disvalioso por uno o ambos integrantes de esa misma pareja que ahora está separada. En el caso ejemplificado, una circunstancia externa produjo el cambio en la valoración; pero esta circunstancia es de ninguna manera necesaria; la pareja podría perfectamente aun estar felizmente unida y sin embargo considerar ese mismo paisaje de forma disvaliosa.

Como se adelantara, el mismo principio es aplicable a todo aquello que nos rodea, conocido o desconocido, tangible o intangible, desde un puro pensamiento hasta una obra de arte, desde una galaxia lejana hasta una ameba siempre y cuando estemos realizando un juicio valorativo y el valor en cuestión sea la belleza.


Ideal de belleza: Todos y cada uno tenemos un ideal de belleza en lo intrínseco y en lo exterior, en lo que hace a nosotros mismos, nuestra pareja, pares, sociedad, objetos, actitudes, y tantos otros. Asimismo, al encontrarnos viviendo en sociedad la comunidad poseerá valoraciones comunes respecto del aspecto físico, personalidad, interrelación con los demás, lugares, objetos. En nuestra individualidad podemos o no ser influidos por los juicios de valor colectivo. De poco importa a los fines de este ensayo. Lo destacable nuevamente es el hecho que el ideal de belleza será tan subjetivo como cada uno de los juicios valorativos que hagamos en relación a este valor. Y ese estándar podrá permanecer intangible en la comunidad o en la individualidad por tiempo indeterminado (casi efímero o acompañarnos por el resto de nuestros días terrenos).


Lo fundamental es el carácter de subjetivo que en definitiva posee un valor como el de la belleza. Sin embargo, considero que en especiales circunstancias se dan casos paradigmáticos donde la comunidad o humanidad toda puede coincidir en valorar como bella una persona, actitud, objeto, lugar, hecho, acto o circunstancia. Es entonces que estamos en presencia de héroes, íconos, momentos y/o personalidades que dejan su huella en la historia.