Desde
temprano, desde siempre, tendrás hambre por lo desconocido, la aventura,
caminos no caminados antes. Anímate a todos. Solamente respeta a quien
aparezca, de la misma forma que lo haces contigo. No hay límites. Vuela, no te
ates a nada ni a nadie.
Si en algún
momento te sientes o piensas falto de energía o sueños es que te estás quedando
sin aventura, sin aquello que te es nuevo, que te nutre. Para ti será, de hecho
es, como el oxígeno, indispensable. Así que si te encuentras estancado,
comienza al menos a planear hacia donde volar, y sin esperar mucho… alza el
vuelo. Ya seguramente has agotado aquello que tenías que aprender allí, o de
ellos, o aquello que tenías que dar. Vuela pues, si te estancas, como el agua,
te pudres. Pasa tan a menudo y el que se pudre continúa la vida en piloto
automático, sin riesgos, pero si sonrisa. Lo has visto y lo verás en otros.
¿Riesgo
calculado? Siempre demasiado práctico para nosotros. Más bien, evita el portazo
de ser posible. El impulso descontrolado. O el descontrol absoluto. Sin
embargo, entre quedarte allí quieto, inerte en vida y saltar a lo desconocido,
sin dudad, pega el salto. Es simple, muy simple. Cuando te estanques sabes que
debes caminar de nuevo. Tú, solamente tú lo sabrás, y solamente tú necesitas
saberlo ¿Comunicarlo a otro? Pues si así sientes, posiblemente para comunicarlo
también al universo pa’ que te ayude, empuje, sople brisa bajo tus alas. Pero
te aseguro: no es necesario. Cuentas conmigo, cuentas contigo, ayer, hoy y
mañana. No necesitas más. Y contigo, pues lo indispensable. Viaja liviano tanto
de carga cuanto de preconceptos. Evita las comparaciones. Aquí, allá y más allá
hay cosas, lugares y personas mágicas. Permítete llegarte a ellos con los brazos,
los ojos, la mente, el espíritu y el corazón abiertos. Solamente así comprobarás
lo que te escribo, que la magia existe.
Luego que tu
cuerpo, alma, espíritu sientan, sepan que volarás, ya está. Será inevitable.
Será cuestión de horas, minutos, días, meses, pero comenzarás a caminar un
camino nuevo, volarás hacia otro horizonte; brilla, ilumina a otros, déjate
iluminar, sonríe, ríe a carcajadas, confúndete con el desconocido, se ese
desconocido para otros. Puede que de tanto en tanto dudes, ¿pero si estoy bien aquí?
¿Qué me pasa? ¿Tengo todo y me falta algo? Correcto, te estas avisando sin
saberlo que debes continuar el camino, seguir aprehendiendo y aprendiendo.
Continuar llevando contigo la palabra de aliento, la ilusión, los sueños.
Pronto
emprenderás nuevos caminos. Pronto emprenderé nuevos caminos. Nacimos para eso.
Somos, tú y yo, caminantes constantes del universo, exploradores, voladores con
alas siempre listas para alcanzar siempre horizontes más altos, mas vastos, flotando,
volando, simplemente siendo.
¡A Volar! Lo
necesito, lo necesitas, lo necesitamos. ¿Qué esperas? La vida sigue. Sigue con
ella. Recuerda, como el agua, si te quedas, te estancas, y si te estancas, te
echas a perder. Es tu obligación con la vida, contigo mismo, con el todo
expandirte, mostrarte en todo tu potencial, derramar tu luz toda en aquella luz
mayor de la que tú y yo venimos. Camina aunque no exista el camino. Vuela
aunque el horizonte esté poco claro. Al caminar el camino aparecerá frente a ti.
Al volar cada vez más alto el horizonte se hará más amplio. Abraza la aventura
de vivir que, después de todo, la vida es aquella aventura que vinimos a
experimentar en esta existencia. Y, como todo experimento, de los errores aprenderás.
Sin juzgarte, sin juzgarnos. Solamente aventurándote. Simplemente siendo.
Playa del
Carmen, sábado 02 de julio de 2016.
Manchester, jueves 06 de julio de 2017.