Los amarás
toda tu vida, son lo más cercano que tienes a Mamá y a Papá. Y, pese a la
distancia, estarán siempre contigo.
Te
desilusionarán, y quizá tú a ellos, los desilusionarás. Pero, de una u otra
forma, acéptalos, ámalos, tenles paciencia. Recuerda que eres y serás el mayor,
así que guíalos. Parece pesado. Lo será a veces, pero el vínculo entre los tres
es eterno, más allá que aquí y ahora, íntimo, sublime, incondicional.
No escribo
estas palabras a manera de poeta, o para despertar emoción alguna. Más bien, lo
hago a manera de relatar hechos, hechos que no por ser simples dejan de ser
importantes, verdaderos. Y sí, es un hecho que no elegimos a la familia… la
familia es aquella que nos toca. Te han tocado dos hermanos que, quizá, no
serían parte de tu grupo de amigos si no fuera por los lazos de sangre. Puede
que sea cierto. Sin embargo, te aseguro, la íntima relación que los une, ese
lazo invisible, dista mucho de ser solamente de sangre. Te sabrán entender como
pocos. Te aconsejarán como Mamá y Papá sin reparos, sin pensar en ellos o en su
bienestar, pensando sinceramente en ti. Te escucharán sin juzgarte. Es cierto,
en algunas ocasiones puede que parezca que lo hacen. Es sólo eso, apariencia,
te lo aseguro. En realidad están absorbiendo el impacto de tal o cual noticia.
Ten siempre presente que tu no eres fácil tampoco y los caminos a los que te
aventuras dejarían a cuadros a más de uno. Entonces, es simple. En estas
ocasiones a ellos puede que les tome un poco más de tiempo del que tu necesitas
para procesar la información, comprender lo que ese hermano soñador hace o deja
de hacer. Nunca te cortarán las alas ni intentarán siquiera hacerlo. Al
contrario, cuando y como puedan ayudarán al viento a impulsar tu vuelo. Son
parte de tu equipo. Son, de hecho, tu primer y más esencial equipo. Juega con
ellos siempre, y nunca en contra. Algo así como el Martín Fierro enseña. Ya me
comprenderás cuando repases sus páginas.
AL comienzo compartirán
el camino. A un tiempo, el camino de bifurcará. Mas bien, cada uno comenzará a
escribir la historia que les es personal. Pero, de una u otra forma, esos
caminos separados siempre contarán con puentes aquí y allá para reencontrarse.
Está en ti y en ellos construirlos y mantenerlos. Esos puentes serán tan
sutiles como fuertes. Algo así como hechos de aire y suspiros y una mezcla de
titanio. Estarán allá, acá, y más allá. Hoy que te escribo, ayer que me lees,
antes, y siempre. Camina con ellos. Camina solo. En todo caso, ellos caminan en
ti y tu en ellos, paso a paso.
Cuando te
desilusiones, recuerda que son hermanos. Eso es todo. A tu edad serán solamente
tres. En poco tiempo, amigos y demás. Y luego, sus familias. Serás siempre
único e irreemplazable para ellos, para sus historias, como ellos lo serán para
ti. Recuérdalo.
Plaza Alameda, Ciudad de México, domingo 26 de Junio de 2016.