Muy
temprano te encontrarás con él. Tendrás diez ó 12 años, quizá. Desde ese tiempo
te identificarás, sabrás que habla de ti, y de tu manera de ver, de oler, de
tragar, de vivir la vida. Ojos ingenuos, preguntas tan simples como profundas,
respuestas esquivas, el encuentro con el otro sin condiciones, sin
definiciones, sin rangos, números u honores. El ser simplemente siendo.
Por
cierto, de tanto en tanto parecerá que sus palabras olvidas. LA vida misma, esa
inimaginable sucesión de hechos y acontecimientos esperados y no tanto te
llevarán por caminos y a personas que lastimaran tus alas, intentarán quitar
brillo a tu luz, aire a tus pulmones, horizonte a los sueños. No te pierdas.
Busca la brújula. Simplemente relee sus páginas, visítalo, llévalo contigo. Y
es que, tan simple, tan bello, te guiará en momentos claros y obscuros, con
palabras tan sencillas como ciertas.
Camina
uno y mil caminos sin temer. Escala una y mil montañas. Vuela alto y más alto. Y
si te toca de bajada, hasta allí abre los ojos y el corazón. Hay un lugar… en algún
momento lo buscarás. Cuanto más lo busques menos aparecerá. Es tan evidente.
Está tan cerca. Está allí, en ti, en el otro, en el todo. Cuando hagas tuyo el
secreto a voces te comprenderás a ti tanto como comprendes como comprenderás al
prójimo. Pues él simplemente reflejará lo que tu esencia es. Nada más. Nada
menos.
“Lo
esencial es invisible a los ojos.” Tú ya lo sabías, lo hemos sabido siempre. Y,
sin embargo, en El Principito, Antoine ha logrado darle título, nombre a como
tu sientes, eres… te ha definido en una frase. Recuérdalo. Lo accidental es
eso, accidente. Quien eres, quien es el otro es algo diferente. No te dejes
atrapar por lo externo. Ve más allá, o más acá, con esa capacidad innata y
eterna que tienes.
Un
tarde de sol caminando por la playa, una mañana de lluvia contemplando las
gotas arrojarse sin intención contra la ventana para reventarse de un solo
golpe y dejar de ser, la sonrisa de un niño, el pelo gris de Mamá, los ojos
muchos de las audiencias por el mundo, los anhelos no escritos, no hablados de
tantos que conocerás aquí, allá y más allá. Pequeños y grandes, altos y bajos,
pocos y muchos… todos, absolutamente todos y todo estamos de alguna manera
inexplicable conectados. Tú lo sabes. Yo lo sé. Lo sabemos. Es tan obvio como está
escondido debajo de la superficie, de lo aparente. Confía en tus sentidos, pero
por sobre todo, confía en esa especie de intuición, esa voz, esa vibración que
te acompaña.
Observa
a través. Deja que la esencia del otro, de las cosas, del absoluto se abra ante
ti y maravíllate sin juzgar. Si tú estás dispuesto, si mantienes los ojos
abiertos, ávidos de magia y aventura, se te entregarán constantemente, te alimentarán,
te soplarán brisas buenas debajo de las alas.
Playa
del Carmen, domingo 10 de julio de 2016.
Manchester,
jueves 21 de septiembre de 2017.
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