Monday 7 July 2014

Yo gota

Llueve, lo veo a través de la ventana. De a ratos caen gotas espaciadas que revientan contra el vidrio. No creo que será torrencial. Pero el cielo continuará gris de seguro. Lo intuyo. Es uno de esos días de verano que más bien pertenecen a otra estación y sin saber cómo terminaron en esta.

Llueve un poco más. El vidrio está cruzado de líneas rectas de agua en puntos que se entrelazan en distintas formas geométricas y dejan aparecer triángulos y rombos, mayormente. Estoy entredormido, ¿o es que ya me dormí? No puede ser, ¡si acaso estoy escribiendo! Pero, ¿lo hago? Parpadeo… y veo solamente garabatos sobre el papel.

Sigo aquí… pasaron ¿cuántos?, ¿unos minutos? Me fui, ¿a dónde? El cuerpo evidencia la misma posición, en el mismo lugar, que momentos antes.

Aun llueve. La ventana ahora, con una cara totalmente cubierta de puntos líquidos y traslucidos. Unas contra otras las observo unirse y caer, resbalando hasta perderse de vista. ¿A dónde irán las gotas?, ¿a dónde va esa gota? Imagínome una de ellas. Hoy, ahora, soy una gota. Un segundo después, una línea de agua sobre la ventana; corro hacia abajo junto a otras, y termino con tantas más en pequeños charcos al borde de la ventana. ¿Sigo siendo gota o soy el charco? ¿Puedo ser uno y el otro? ¿O debo aceptar que deje de ser gota para amalgamarme a otras y ser algo distinto, más grande, sí, pero no gota? ¡Qué vida corta la de la gota de agua! O más bien, si sigo siendo gota aun estando en el charco, entonces lo seré también cuando el charco se haga de más gotas y se transforme en chorro de agua, y caigamos todas más abajo, al suelo. Y de allí, a la tierra o a alguna alcantarilla en la acera. ¿Y luego? Pues luego, torrente en la alcantarilla o esparcidas en el suelo para ser absorbidas por alguna otra forma de ser o evaporarnos, evaporarme con los primeros calores. ¿Sigo todavía siendo gota? No lo sé. Si ahora estoy dentro de esta planta o aquel animal, o en una nube, parece que de mi yo como gota ni cuenta queda. Pero me equivoco, quizá.

¡Qué difícil esto de ser gota! O mejor, ¡que aventura la de la gota! Un segundo, estoy allí, arriba, bien alto; al otro me estrello y bajo no imagino hasta que profundidades. De estar entre muchas, a quedarme sola, y volver con otras tantas. Corremos, nos estancamos, saltamos, volamos, flotamos, somos livianas, más que el aire, y pesadas instantes después.

Vuelvo en mi. ¿O vuelvo a mi? ¿Y no es que somos como las gotas?, ¿como esa gota?