Arriba
y adelante. Para atrás, ni para tomar impulso. Evolucionar sin cambiar: y es
que la esencia es aquello que nos define, y si el precio para llegar es dejarla
de lado, pues simplemente no llegamos. Es que si para evolucionar, cambiamos,
ya no somos, mas parecemos ser. Se es siendo, nunca pareciendo.
Cada
uno tiene un camino, una luz, un propósito; no somos más, pero tampoco menos,
que pura energía, manifestación de la Madre que en este tipo de existencia se
muestra en forma sensorial. La más básica, puede ser. No creo, sin embargo, que
sea del todo así. Es que en este tipo de existencia lo aparente justamente
“aparece”, se muestra sensorialmente. Es la comunión entre formas de energía,
entendimiento, y las reglas de la física de este medio. Pero como toda regla,
solamente explica de manera que el entendimiento, nuestra mente, consiga armar
mapas conceptuales y rotular ideas. Y de allí la falacia. No hay ni habrá rótulo
o concepto que devele la idea y menos aun lo que es, mas un mero intento
superficial para aplacar la mente que no somos.
Otro
concepto: la mente. Nuestra manera de conceptualizar esa voz o voces que sordas
hablan desde adentro. Otra construcción conceptual para darle forma inteligible
a algo que no llegamos a percibir sensorialmente. Sabemos, intuimos, nos
rendimos a aceptar que es. Nace ahí la dicotomía básica entre el ser siendo y
el ser que aparece. Uno es, el otro no. Uno es esencia, el otro forma. Uno es
contenido, el otro marco conceptual.
De uno
u otro, el marco, la forma, lo que no es parece haber ganado terreno,
principalmente desde la Edad Media. Luego, iluminismo e ilustración oscurecen más
la pintura. Pienso y luego existo: la contradicción más explícita. De suyo, ¿siendo
que pienso en consecuencia existo? ¿Quiere decir ello que el pensar es condición
necesaria de la existencia? ¿Es entonces la mente todo lo que soy? ¿Qué sucede
con el sentir, el apreciar o evaluar sensorialmente, el amar?
¿Si
desde otro lugar reescribimos: existo y luego pienso? De allí, porque soy puedo
aparecer. Porque soy, puedo pensar. Pero también sentir, apreciar
sensorialmente, amar. ¿No será en realidad que el ser es condición necesaria
del pensar?
Continuando,
¿por qué soy? ¿Qué soy? ¿Ser, fui, soy, siendo, seré? Solamente soy siendo, aquí
y ahora. No soy lo que fui, no soy lo que seré. Y sigo siendo. ¿Qué soy? No lo
sé. Pues saber y pensar aparentan ser, mas no son. Meras construcciones
conceptuales, formas. Ergo, si pensar y saber se limitan a aparecer, no pueden
hacer inteligible aquello que es.
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